Mar de Muertas


Laura del Valle 2024





Ideación

Ideación y producción de exposición escultórica sobre la pasividad de Europa ante la crisis migratoria de las personas refugiadas.

#Refugiadas #WellcomeRefugees #Indignación

------------


El siguiente texto es una reflexión que emerge de la intersección entre mi experiencia personal y mi identidad como artista desde la que me comprometo a abordar el proceso con el respeto y cuidado con el que siempre pongo en práctica mi trabajo y al mismo tiempo, manteniendo una mirada autocrítica y crítica hacia todos los agentes y prácticas en relación a estas intervenciones y que son los que lo conforman este universo de pensamiento. Este espacio es la colocación del ser en el territorio, cómo se vincula con el entorno y de qué manera genera sus afectos, relaciones, tensiones y fricciones. 

Es importante mencionar desde qué lugar escribo para también entender cuáles son los privilegios que determinan el sesgo de mi mirada como expresa bell hooks. La intersección de mis privilegios parte de que soy una mujer cis (ahora en cuestionamiento sobre qué significa ser mujer), blanca, con acceso a estudios superiores, trabajando en lo que siempre he deseado y con una posición económica inestable pero cómoda. 

En relación a lo que nos ocupa creo que el privilegio que más puede determinar mi mirada es que gracias al tono de mi piel, o a mi situación psicológica, no soy cuestionada en mis fragilidades mentales y soy mirada y atendida con respeto. Todas las veces que he necesitado abordar estas cuestiones he tenido el privilegio de ser bien tratada, entendida y respetada en todas las decisiones que he tomado sobre mi propio proceso. Lo que planteo en esta reflexión es lo que sucede en el extremo contrario y que se expresa a través de diferentes formas que revelan esta falta de autonomía e independencia sobre el proceso de una misma. 

Por eso asumo que el lugar desde el que enuncio esta reflexión, viene determinado por este sesgo que junto a la observación de mi trabajo y la parte teórico práctica nos lleva a un lugar de posible desafección y desde el que quiero aplicar cierta ética al proceso reflexivo.


¿Cuál es mi punto de partida?


El planteamiento es el siguiente, situar la realidad contemporánea que nos atraviesa, un sistema cisheteropatriarcal, capacitista, capitalista, racista, gordófobo e interseccionado por todo tipo de violencias que afectan a la sociedad y cómo éste ejerce múltiples violencias hacia el grupo social que nos ocupa.

Estas violencias permean a través de las lógicas de la productividad que son las primeras en validar o invalidar al individuo a través de su capacidad productora para perpetuar las necesidades del sistema y que luego continúan desplegándose a través de diferentes formas y contribuyen a la invalidación del grupo social constantemente. Como consecuencia, estas formas de violencia desgastan su bienestar emocional y su salud mental, alentando de nuevo una cultura que premia la productividad y deja de lado la consideración de las necesidades individuales y colectivas. Es crucial cuestionar y desafiar estas lógicas opresivas para promover prácticas artísticas que fomenten la autonomía y la independencia además de motivar su autodeterminación, tanto a título individual como colectivo.  

Podemos percibir cómo esta incisión permanente se manifiesta con una cualidad intrínsecamente infinita, reproduciéndose en diversos espacios, sistemas y enfoques. Nuestra tarea consiste en comprender cómo esto impacta en el grupo con el trabajamos y su relación directa o indirecta con los proyectos, iniciativas o actividades mencionadas. Mediante una cuidadosa observación, buscamos determinar la efectividad y eficacia de estas interacciones, o identificar posibles carencias en dichos aspectos.


¿Cuáles son mis objetivos con el texto?
Mi objetivo principal es proponer una revisión constante de los procesos que realizamos cuando generamos estos espacios en los que se da lugar la creación y la práctica artística con personas en situación de dependencia hacia cuidados, tratamientos y acompañamientos diversos por parte de terceras personas.
En otras palabras personas con la voluntad entregada a la institución que les ampara.

Como segundo objetivo me planteo reflexionar sobre las personas que llevamos a cabo estas prácticas y como somos portadoras de nuestro propio sesgo y afectamos o condicionamos a los grupos con los que trabajamos. 


Contexto desde el que planteo mi teoría.
El territorio desde el que se escribe este texto se define por unos rasgos característicos y algunas confluencias que es importante mencionar para asentar cómo se construye esta reflexión y de qué materia está encarnada.

Escribo, pienso y realizo práctica artística Sant Boi de Llobregat, Barcelona, territorio conocido como el metaverso de la salud mental, somos una ciudad que contiene otra gran ciudad en sus entrañas, llamada actualmente Parc Sanitari Sant Joan de Deu (PSSJD) o Psiquiátrico y en el pasado, el Sanatorio o el “Psiqui” u otros términos más peyorativos. Esta institución/ espacio/ lugar tiene una dimensión considerable dado el tamaño de la ciudad que lo alberga, se le podría denominar ampliamente como uno de los órganos vitales que bombea al resto del territorio, ya que es un lugar de tránsito de personas, pensamientos, trabajos, conocimientos, investigaciones, lo que se traduce en resultados diversos. 

Este lugar hace de vaso comunicante hacia aquello que acontece en la ciudad y a la inversa de la misma manera, lo que dentro sucede, afuera acontece, ya que las personas que allí viven, pregnan con sus experiencias vitales lo que la comunidad especialista aplica dentro y que también desborda sus límites y se despliega externamente. 

Sant Boi contiene esta ciudad construida en los pilares del conocimiento y la práctica en psicología y psiquiatría, un lugar en el que lo que allí se crea, vive y performa, emana a través de la permeabilidad de la institución y sus prácticas y que también inspira al resto de la ciudad, ofreciéndonos lugares de pensamiento alrededor de aquello que quizá la ciudadanía de a pie, poco conocemos, pero que sí intuimos.

Si quieres hacer un ejercicio de observación, puedes parar unos minutos y observar que en cualquier parque o terraza del barrio que abraza el Hospital y en diferentes horarios, puedes ver cómo diferentes grupos del hospital, salen a pasear por las calles, sea en forma de paseo, de salida a tomar unos cafés o simplemente sentarse al fresco en alguna plaza.  

Suelen ser grupos de personas, algunas caminan azarosas por que la medicación o su condición así las determina, van a un ritmo lento pero gregario, normalmente acompañadas por alguien que procede de la institución como acompañante. 

Normalmente el objetivo es alguna cafetería del barrio a dónde se acercan a disfrutar de unas bebidas y alguna que otra charla ocasional. A veces también puedes observar residentes que tienen permiso para salir en una franja horaria y que transitan por el barrio con los mismos objetivos, tomar un café en algún bar o conseguir que alguien del vecindario les invite a tomar una bebida extra o entablar alguna que otra conversación.

En esos espacios compartidos en los que puedes observar cómo convivimos los de fuera y los de dentro a la vez, puedes trazar una línea/ espectro generosa entre todas y puedes ver que es circular y rizomática a la vez. Circular porque al final estamos todas dentro y conectadas por mucho que algunas miradas y comportamientos pretendan no formar parte. Todas estamos dentro porque todas hemos pasado por diferentes momentos vitales y hemos vivido con alguien que estaba más cerca de ti y ahora está más cerca de allí. Rizomática porque estamos interconectadas con personas e historias que vienen de dentro y que nosotras sacamos fuera y que nos atraviesan de diferentes maneras tanto en nuestro trabajo como en nuestras experiencias de vida, incidiendo en nuestros pensamientos y razonamientos en diferentes direcciones.

En este proceso de observación de quienes somos y cómo nos comportamos, cuando alguno de estos grupos transita, puedes ver a aquella persona, que probablemente una gran parte de la sociedad ya ha desahuciado por diversos motivos, como la falta de estudios académicos o con una expresión oral limitada y que entiende la necesidad que tienen a la primera de cambio y es la que primero se manifiesta: 

- ¿Qué es lo que quieres? Un café? 

- Si, pero es que aquí no me sirven.

- No te preocupes, hablo con el camarero y lo dejo pagado y les digo que te lo sirvan aquí en la terraza para que te lo puedas tomar tranquilamente.

- Muchas gracias

También sucede que personas con otras posiciones sociales entienden cuál es la necesidad y deciden o no cubrirlas. Mi planteamiento está enfocado en la posibilidad que tenemos de ver las necesidades de la persona que está delante nuestro sin tener en cuenta ningún factor más allá que la capacidad de la empatía y la voluntad de querer cubrirlas en lugar de intervenirlas o monitorearlas desde nuestra supuesta posición moral superior. De ahí que la idea del rizoma nos sirva para trazar una imágen gráfica desprovista de jerarquía para entender lo que sucede con un enfoque más amplio ya que no hay una manera única o válida de entenderlo sino múltiples y en cambio permanente. Esto aplica a lo que sucede en el momento descrito y también en la práctica artística como veremos más adelante. 

En el espacio público si interviene quien tiene concedido el privilegio de parecer cuerdo ante el resto, este café o necesidad es concedido, si ponemos el cuerpo por las otras, hay trato, si no lo ponemos, hay menos probabilidades de que este suceda. Por qué se entiende al otro/a invalidado/a para pedir, necesitar, negociar, ser escuchado y en esencia, ser respetado per se. 

La convivencia con estas situaciones hacen de correa de conducción de nuestra realidad, de nuestra cotidianía y de la que como sujetos pasivos, somos cómplices de esta invalidación constante. Esta complicidad también aplica a los lugares desde los que se instituye el pensamiento y se aplica como sistema relacional al trato de las personas que residen en estos espacios. 

En la ciudad tenemos diferentes lugares desde los que se trabaja con el Hospital Psiquiatrico, con las residencias de la tercera edad o con diferentes grupos sociales en riesgo de ser excluidos socialmente. Uno de ellos es el CCCA (Can Castells Centre d’Art), este es espacio más parecido a un híbrido rizomático dónde todo lo que acontece está más alineado con la posibilidad y la creencia de la dirección del centro junto a una praxis férrea que se une instintivamente a la teoría que todo lo fundamenta.

Visto con perspectiva, es esa voluntad de la posibilidad la que sostiene un proyecto de centro que realmente mira con atención lo que sucede a su alrededor, que respira con las mismas dificultades que sus habitantes pero que a su vez, recoge sensibilidades y necesidades para tratar de darles forma de una manera u otra, para así enunciar desde los márgenes que hay posibilidad si va ligado a la voluntad y al compromiso. 


Proyectos y grupos en los que trabajo la práctica artística aplicada a la Salud Mental.
Los proyectos que desarrollo los llevo a cabo con diversos grupos locales, principalmente la Clínica San Juan Grande del PSSJD, la Llar d’Avis Sant Josep y el grupo de jóvenes del proyecto Esfera Jove del Casal de Marianao.

El grupo de la Clínica San Juan Grande está formado por personas con enfermedades mentales geriátricas y terminales que conviven con personas de la tercera edad que requieren de cuidados especializados por parte de la comunidad médica. Esta es una de las diferentes clínicas que forman parte del PSSJ.

El grupo de la Llar d’Avis Sant Josep es una residencia de personas de la 3a edad de la ciudad, en la que a veces se trabaja con el grupo de día, que son las personas que pasan la jornada en la residencia y luego, por la tarde vuelven a dormir a sus casas o el grupo de residentes, que son los que viven en la residencia de forma permanente.

El LAC (Laboratorio de Arte Comunitario) es un proyecto que surge desde esa voluntad y compromiso que mencionábamos por parte del CCCA.

Este es un proyecto que amplia tanto el concepto del Arte como el de la Creación Comunitaria, ya que lo entiende como sistema relacional y eje central y no como un programa con el cumplir una cuota de diversidad.

Uno de los ejes de trabajo es poner en relación diferentes grupos sociales en riesgo de ser excluidos con artistas locales para iniciar procesos de práctica artística a través del concepto vehicular anual y las propias necesidades específicas del grupo. 

Este año es la 11a edición y a través de todas las ediciones en las que he participado (7), puedo hacer un recorrido por las diferentes iniciativas, proyectos o actividades que hemos propiciado  y que han contribuido en pregnar diferentes reflexiones que he ido incorporando en el proceso del proyecto. 

En todos los proyectos realizados incorporo una valoración del proceso y del resultado para poder entender la incidencia real del mismo y a la vez encontrar posibilidades de mejora. Haciendo una breve síntesis de esta parte, podemos asentar varias conclusiones edición tras edición y que al final, hablan todas de algo parecido.

Tienen un nivel de autoestima muy bajo en relación a sus capacidades, habilidades y a la propia creación. Inician todos los procesos manifestando que no saben hacer nada de lo que les pides aunque esto sean actividades sencillas como dibujo libre, crear un retrato del compañero/a o dibujar un recuerdo. También les suele costar confiar en el proceso aunque siempre participan, esto nos lleva a la siguiente conclusión y es que tienen secuestrada la crítica constructiva por que se entiende como algo peyorativo o no permitido. Otra de las valoraciones recurrentes es la del impulso obediente  - Estoy bien aquí. Algunas veces, el atrevimiento asoma y después de la pausa, aparece también la reflexión de - Estaría mejor fuera. Tenemos a personas encerradas en espacios en los que no quieren estar. Personas que añoran sus vidas, sus afectos y sus intimidades. ¿Qué pasaría si repensamos el espacio público de manera que entendiéramos que todo ser que requiere de cuidados, está mejor en compañía del resto de la comunidad? Podemos proyectar un lugar que atienda a las necesidades de toda la comunidad y no sólo a la de unos pocos?

En un grupo de valoración de proyecto, mantuvimos una charla en la que una de las participantes, argumentaba de diferentes maneras, que ellos - Son normales. Por qué una persona en esta situación tiene que defender a capa y espada su normalidad? ¿Por qué se perpetúa esta dicotomía entre lo que es normal y lo que no lo es? Vivimos en un mundo que nos somete a un sinfín de violencias desde sus estructuras y lo que tiene precisamente más sentido es desencajar de él como instinto de supervivencia.     

En un grupo del Psiquiatrico se realizó una actividad en la que les facilitamos unas fichas con animales, tenían que elegir con la que se sintieran más identificadas, hacer un dibujo y anotar un rasgo característico que también aplicara para sí mismas. Eligieron diferentes animales y en la detección de las cualidades, había un factor denominador común que era la bondad y la docilidad, sin importar el animal que hubieran elegido. Esto me llevó a conectar con otros procesos de valoración en los que esta era una característica que se autoaplicaban y también al resto de residentes. Lo conecto de nuevo con los momentos en que transito por la clínica y escucho muchas conversaciones que me detienen el cerebro. Se utiliza constantemente esa idea que contiene trazas de algunas religiones de la diferencia entre la bondad y la maldad para categorizarlos o infantilizarlos por que a lo mejor no quieren participar en una actividad o tomarse una medicación. Podemos imaginar un espacio en el que esto no suceda, en que los integrantes de estos grupos puedan tener su autonomía para más partes de su proceso?

Veo a través de las diferentes ediciones como esto les ha enseñado a presentarse al grupo con esta característica, es el código aprendido para ser aceptado o respetado por la institución que les ampara. Aquella idea antigua de la educación basada en una estructura binaria del bien y el mal, en la que según lo que hagas te encajaran en un grupo u otro. Si satisfaces o comulgas con las ideas de quien trata de educarte, encajas en el perfil de la bondad pero si cuestionas lo que tienes enfrente estás en el lado opuesto. De ahí, ese condicionamiento a performar el bien para ser aceptado y no participar casi nunca desde un lugar crítico o con una autonomía de pensamiento o decisión por que en la narrativa de la institución que es quien valida, se hace latente que estas características se han asignado al espectro que tiene un mal comportamiento. 

 Otro rasgo común y vinculado al anterior es el alto nivel de agradecimiento que te transmiten por hacer estos proyectos con el grupo. Esto conecta directamente con algo de lo que hablo más adelante sobre un proyecto en un campo de personas refugiadas en el que también sucedía lo mismo sobre la excesiva gratitud que nos mostraban, hay una parte que entiendo y comprendo, estamos tratando de hacer algo por mejorar su situación pero hay otra que no, en la que percibía cierto sometimiento a nuestra opinión y voluntad. ¿Qué me planteo con esta fricción? Creo que quizás tratando de colocar nuestra mirada en una posición horizontal y tratando de revisarla constantemente para mantenerla siempre ahí, conseguimos una mirada justa hacia la persona que tengamos enfrente. Que estemos en la posición de ofrecer o facilitar ayuda, soluciones, recursos, actividades o proyectos, nos coloca en un lugar de privilegio pero no de superioridad. Si tal y como nos proponen diferentes feminismos, eliminamos la relación jerárquica, podemos establecer relaciones igualitarias, basadas en el respeto y el apoyo mutuo. Desde este lugar, podemos encontrar un espacio seguro para dignificar la experiencia vital de los grupos con los que trabajamos.


En otro de los proyectos del LAC, Culto a las que cuidan, la propuesta era realizar un conjunto de altares hacia las personas que nos cuidan y acompañan en nuestro día a día, poniendo también el foco en crear un espacio simbólico personal, ya que los grupos participantes carecen de espacios íntimos y propios. En la parte en la que se reflexiona sobre aquellas personas que nos cuidan, sobre los afectos que nos rodean, la mayoría de participantes llegaban a la conclusión del nivel de importancia de estar rodeados de cuidados. Estos se vinculaban al personal de la clínica y a sus compañeras, porque entre ellas crecen esos afectos desde los cuidados que se profesan.

En la creación de los altares, 

había una actividad que trataba de hacer un collage con fotos de revistas. En el material se incluyeron revistas de viajes con la intención de que pudieran encontrar imágenes cercanas a sus lugares de origen. En el grupo había una señora muy mayor que procedía de Cuba. Todas las imágenes que escogió tenían una relación con Cuba, recuerdo que fue una de las sesiones que más despierta estuvo. Era una mujer que no podía articular muchas palabras, pero sí recuerdo que en esa jornada, estuvo especialmente atenta e iluminada.
¿Qué pasaría si diseñamos las actividades para personas con dificultades en los ejercicios de memoria, conectadas directamente con información que les lleve a su trayectoria vital? 

Otra de las fricciones que se genera es la intervención constante por parte del equipo que acompaña al grupo y como su tendencia personal afecta al desarrollo de los participantes. Por ejemplo, en la mayoría de actividades en las que les propone que se expresen gráficamente, puedes observar de nuevo la falta de autoestima, suelen iniciar siempre con frases como:

- Yo no sé dibujar.

- Dibujo muy mal.

- Yo, esto no lo sé hacer, no sé ni leer ni escribir, ¡voy a saber dibujar!

Les resulta difícil emprender la actividad por que no se les refuerza su expresión desde el equipo, normalmente las actividade que se les ofrecen son dibujos ya hechos para colorear, en los que se premia sobre todo, no salirse de la línea del dibujo (otra vez situadas en la dicotomía del bien y el mal) como cuando aprendimos a pintar en primaria, esto hace que cuando quieren tratar de dibujar, no confíen en su expresión a no ser que se refuerce de forma constante. Otra vez, volvemos al lugar de infantilizar el proceso creativo de una persona adulta, interfiriendo en su expresión desde la posición moral de la propia validación a través del privilegio que ocupamos. Esto imposibilita que las personas que participan encuentren su ritmo, tono y expresión personal. 

Había otro participante cuyo estilo recordaba a Janet Sobel, pionera en crear la técnica del dripping. Utilizaba los materiales disponibles en el taller, como rotuladores y lápices de colores y resultaba fascinante observar cómo se desconectaba del entorno y se enfocaba completamente en su creación. Solía repetir patrones gráficos de manera obsesiva, super poniéndolos una y otra vez, generando una gran cantidad de material en cada sesión. Siempre me preguntaba cómo la medicación afectaba este proceso. ¿De qué manera influyen la medicación y los tratamientos en la forma en la que se expresan? Estaba claro que tenía un impacto, ya que cada persona del grupo mostraba un ritmo y una obsesión distintos en su trabajo creativo.


En la edición de 2022, el proyecto del LAC cumplía 10 ediciones y entre todo el grupo, decidimos que el tema vehicular iba a ser el viaje que hemos realizado durante todo el proyecto. Cada una de las artistas escogimos una parte del vehículo para trabajar con ella. Escogí los espejos retrovisores porque me daban la posibilidad de trabajar con el recuerdo y la memoria, algo imprescindible en los grupos con los que trabajo. El planteamiento era utilizar el reflejo del espejo para mirar hacia el pasado y alcanzar recuerdos que quisiéramos plasmar dibujando en los retrovisores. 

La gran mayoría de los dibujos se conectaban con lo doméstico, con lo mundano, con lo que les falta en los espacios institucionalizados. Dibujaron sus balcones con flores a las que ya no podían cuidar, sus animales en la granja del pueblo, las puestas de sol desde la terraza, el patio de mi casita o el recuerdo de un hermano fallecido recientemente. Podríamos trabajar más en este desencuentro entre lo personal y lo institucional?


El último grupo es el de Esfera Jove, son un grupo de jóvenes de edades comprendidas entre los 17 y los 25 años con los que trabajo en un proyecto llamado Generation Europe. Esta es una red formada por 45 entidades de 13 países europeos y que tiene como objetivo principal contribuir a que los jóvenes sean más activos socialmente a través de la educación no formal. Cada una de las entidades trabaja en temas específicos y nuestro proyecto Elephant in the Room trata sobre Salud Mental en jóvenes. Esta fue una demanda por parte del grupo ya que desde la pandemia, ha habido un incremento exponencial sobre el índice de suicidios en jóvenes a nivel nacional. 


Elephant in the Room
En este proyecto realizamos actividades locales con el grupo de trabajo además de llevar a cabo un intercambio anual de 15 días con los grupos de las otras 2 entidades socias del proyecto, en nuestro caso Alemania y Suecia. 

En la edición del 2022, se hizo el intercambio en la ciudad de Daun, Alemania. Se trabajó en un programa de actividades centradas en la salud mental a través de la práctica artística, centrando los objetivos en los principales conflictos en estas edades, la gestión de la ansiedad, el estrés, la depresión, la autoestima e imagen corporal, la presión social, el aislamiento y el acoso escolar.   

Por las mañanas realizamos un Fat Mantra, que trataba de abrir el día con unos minutos de relajación y reflexión interna. La actividad consistía en salir al exterior (estábamos en una zona montañosa), colocarse en círculo y cerrar los ojos mientras sonaba una música relajante. Cuando habían pasado unos minutos, se iniciaba la lectura de un texto en relación a reconocer el propio cuerpo, agradecerle habernos traído a este lugar, permitirnos disfrutar de los placeres de la vida y como recordatorio diario, tener una conversación amable con él. 

Los primeros días este texto se centraba en la parte física y de reconocimiento corporal para a medida que la intimidad era más profunda en el grupo, se iba intensificando también el contenido. En la segunda fase, el texto ahondaba en el respeto y agradecimiento hacia nuestro cuerpo, que nos contiene y nos lleva a través de nuestra experiencia vital. En la última fase se incorporaba la repetición sistemática de iniciar una conversación amable con él en señal de reconocimiento y agradecimiento.

Realizar esta acción matutina ayudó a empezar conversaciones tanto individuales como colectivas sobre trastornos de alimentación, acoso escolar y aceptación corporal. Escuchar como puede existir la posibilidad de ser amable con el propio cuerpo independientemente de su forma y atender a todo aquello bueno que nos ofrece, nos hace reflexionar sobre la percepción disociada que tenemos del mismo. Comprenderse como un global, contribuye a hacerse cargo de todo lo que nos sucede y entender qué partes estamos relegando al olvido. 

Otra de las actividades fue crear máscaras como “excusa” para reconocernos y conocer al otro/a. Hay que tener en cuenta que el grupo se conoce por primera vez en este encuentro y en los primeros días es necesario diseñar actividades para que se conozcan mejor entre todos. Esta actividad se basaba primero en hacer pareja con una persona que no fuera de tu país, hacerles una entrevista y realizarles un retrato a lápiz con información característica que hubieran descubierto sobre el compañero/a. Posteriormente tenían que hacer un autorretrato y luego, trazar un boceto de la máscara que querían realizar y que también contuviera trazos identitarios. 

Fue una actividad que abrió diferentes conversaciones sobre quienes somos, cómo nos mostramos a los demás, como nos ven los demás y cómo nos representamos. En la parte del debriefing también hablamos de cómo nos sentíamos al respecto de la percepción de los demás sobre nosotras y había una observación general de la mirada apreciativa por parte del grupo. Esto ayudaba a desbloquear esos primeros prejuicios que creemos que pueden tener sobre nosotras mismas. Esta actividad las ayudó a moverse a un estado más profundo en la relación con el resto del grupo.  

Otra de las actividades que quiero mencionar es el World Café, una dinámica en la que se divide el espacio con mesas grandes en las que se coloca un papel grande sobre la mesa. En este papel se escribe una pregunta por mesa. Cuando entran los participantes, tienen que elegir una mesa y responder con pensamientos o reflexiones que quieran hacer al respecto. Al cabo de 10 minutos se les hace moverse a la siguiente mesa en la que no hayan estado para que pasen por todas las preguntas. Todas las preguntas estaban relacionadas con el acoso escolar. 

Esta actividad abrió una conversación muy interesante en la que una de las participantes reconoció haber sido una acosadora y otras haber recibido acoso. A través de las diferentes conversaciones pudieron llegar juntas a diferentes conclusiones que de alguna manera repararon las cicatrices emocionales que llevaban.



El siguiente proyecto es Breaking Borders, nace en 2016 después de pasar un periodo como voluntaria en un campo de personas refugiadas en Filippiada, Grecia. Estando en el terreno, llegaron al campo dos voluntarios desde Barcelona con la idea de realizar un mural. Después de varios días realizando gestiones para poder llevarlo a cabo, se realizó en una jornada en la que se decidió junto a las personas que residían en el campo, qué se iba a dibujar en los 20 metros de pared. Se acordó de manera colectiva dibujar la palabra Paz en Árabe, Farsi y Inglés. Un grupo se ocupó de trazar las letras y el relleno de las mismas era la tarea que tenían el resto de las participantes. No había una premisa concreta en lo que tenían que dibujar.

Lo que sucedió después fue una explosión artística y descontrolada de diferentes expresiones que se unieron en un mismo espacio/ tiempo. El grupo, de procedencias diversas, buscaba escribir sus nombres, los de la gente amada que tuvieron que dejar atrás, los de sus familiares, los de la gente querida que pereció en la guerra, los nombres de sus países y ciudades, dibujaban también sus banderas y los símbolos vinculados a su territorio. Cuando te alejabas de la pieza y la veías con perspectiva podías observar un grito común - Eh, estoy aquí! Y vengo con aquello que me conforma.

Todas aquellas expresiones buscaban impregnar con su identidad aquel espacio tan extraño como es un campo de personas refugiadas. Podías observar el orgullo en sus rostros viendo sus nombres en la pared, también cuando se ayudaban entre ellos a escribir los nombres, incluso los que tenían ciertas enemistades en el campo por temas políticos y religiosos.

Lo que estaba sucediendo en ese preciso momento fue que toda la comunidad se estaba apropiando del espacio y estaba colaborando con el resto para hacer lo mismo, dejando sus expresiones artísticas como obra colectiva, mostrando así una identidad vinculada al propio terreno y al grupo que lo habitaba. Lo más interesante a mi entender, es que al no haberles definido lo que tenían que hacer, se apropiaron de la acción y la utilizaron en su favor que era lo mejor que podía haber sucedido. Se hicieron suyo un trozo más del terreno.  

El sentido de pertenencia hacia el espacio nos vincula emocionalmente a aquel lugar pero también a las personas con las que lo compartimos y aumenta el sentimiento de comunidad. La expresión artística también nos hace de canal conductor para expresar esas necesidades primarias. Sin este canal de comunicación interna con nuestras emociones, lo que sucedía que también era que ibas encontrando en cualquier esquina del campo, escritos y expresiones gráficas diversas, como en la pared del Warehouse o en las haimas comunitarias, al final esas manifestaciones emergen en momentos en los que sólo se atiende lo urgente pero no lo importante. Al final esa necesidad, se manifiesta constantemente por diferentes vías y la fricción sucede cuando esta no es atendida porque se jerarquiza dentro del grupo como algo susceptible a no ser atendido. De nuevo nos volvemos a encontrar en la casilla de salida en la que la práctica artística no se entiende como prioritaria. 

De ahí el planteamiento de atender a todas las voluntades que se expresan desde la persona que es acompañada en cualquier ámbito con una mirada o una perspectiva holística y horizontal que nos ayude a no decidir por las prioridades de la persona que tenemos enfrente, creando los espacios que sean demandados por el grupo desde nuestro lugar de privilegio o de acceso a facilitar aquello que la persona que tenemos enfrente no tiene un fácil acceso.


Conclusiones
En algunas partes de este texto- reflexión, habrás visto ciertas fricciones que no son más que una vía a explorar dónde enunciar nuevas posibilidades. Las personas que trabajamos en esta intersección, podemos poner el cuerpo para que estos grupos se conviertan en sujetos activos de su propio proceso? Podemos crear espacios dónde se trabaje más y mejor la autonomía, la independencia, la autoestima o la crítica constructiva? Podemos revisar la situación de las personas con diferentes diagnósticos desde una mirada crítica para entender si realmente se les está aplicando individualmente el mejor de los tratamientos, que no siempre pase por únicamente la medicación? 

La comunidad de la psicología y la psiquiatría está en constante evolución y desarrollo, lo que ayer era una enfermedad, hoy forma parte de un espectro, lo que ayer era histeria hoy es un sesgo de género. Podemos aplicar una revisión constante y crítica de todos los diagnósticos de personas en tratamiento?  


Os voy a explicar la última historia, Julio (nombre ficticio) es un hombre de unos 65 años con suficiente autonomía corporal y mental y que percibe que algo no está yendo bien. Acude a su centro médico habitual y es diagnosticado con alzheimer. Continúa con su vida de manera habitual hasta que la enfermedad avanza un poco más rápido y la familia decide pedir una plaza en una institución en su ciudad. Un tiempo después le conceden la plaza a Julio. Empieza esta nueva etapa en el nuevo lugar dónde es atendido por un equipo médico y acompañado por un equipo asistencial de educadoras, cuidadoras y facilitadoras.

Cuando sus hijos van a visitarlo, observan que lo tienen atado a una silla, preguntan el por qué y la respuesta es que se ha caído y para que no se haga daño, lo han atado a la silla. Tiene Alzheimer, pero no tiene problemas de movilidad. Días después, esto vuelve a suceder. Desde que su padre recibió el diagnóstico hasta que ingresó en la institución en ningún momento se había caído antes. 

Ellas observan que las cuidadoras, al dirigirse a su padre le alzan mucho la voz para preguntarle o darle indicaciones. Madre e hijos han insistido que su padre no entiende algunas palabras, conceptos o frases, pero que si se le indica con gestos, las entiende, no es necesario alzar la voz porque escucha perfectamente. Las cuidadoras persisten con este trato.  

Desde que Julio entró en la institución se le aumentó la dosis de la medicación, esto hace que él esté más desconectado y ausente. En un principio, este aumento no está justificado porque la pauta anterior era la adecuada. Sus hijos ven que estar en la institución no ha mejorado la calidad de vida de su padre, todo lo contrario, ha hecho que disminuya y se plantean si realmente, esta ha sido la mejor decisión. 

Este es un caso del que se han modificado los datos para proteger a las diferentes partes que lo componen pero que nos deja de nuevo en la misma situación de desasosiego. Podemos cambiar la situación en la institución dónde se opta por atar a personas antes que tener a personal suficiente para estar junto a ellas y prevenir estos accidentes? Podemos cuestionar todas las partes del proceso en el que vemos como nuestras personas amadas dejan de tener voluntad propia o de estar lo suficientemente atendidas? Podemos poner el cuerpo para hacer algo más que facilitar estos espacios, podemos proponer revisiones constantes de todos los procesos? 

  Hannah Gadsby en el monólogo de “Nanette” relata que la obra de Van Gogh sobrevivió gracias al amor que le profesaba su hermano, cuidó de él y de su obra por que le quería, le ayudó a sobrevivir en un mundo difícil para él y con esto consiguió que su obra trascendiera y llegara hasta la actualidad. 

¿Podemos pensar que el cuidado y el afecto que tenemos hacia nuestros grupos de trabajo, puede convertirse en un espacio de cuestionamiento y de colocar el cuerpo para conseguir más derechos para ellas?